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Francisco Rey Marcos, colaborador
del Centro de Investigación para la Paz y técnico responsable de relaciones con la
Unión Europea de Cruz Roja Española. Las opiniones expresadas son las del autor y no
coinciden necesariamente con las de dichos organismos.
El rápido crecimiento de las Organizaciones no Gubernamentales en
nuestro país, la consolidación en el "mercado" del propio término ONG, dicho
sea de paso término plagado de ambigüedades y cada vez menos definitorio, y el creciente
peso, al menos mediático, de las ONG en la opinión pública han alimentado un debate
sobre el papel que estas organizaciones deben cumplir en la sociedad, que dista mucho de
estar concluido. Quisiera muy brevemente esbozar algunas ideas para este debate, tratando
de recuperar algunos de los elementos, a mi juicio, básicos que están en el origen de
las organizaciones sociales de toda índole y que a menudo se olvidan en nuestro país.
En las propias ONG, sobre todo en las de
cooperación para el desarrollo, ONGD, esta preocupación ha motivado la discusión de los
Códigos de Conducta o Cartas de Principios que tratan de, respetando la diversidad y la
pluralidad, establecer rasgos comunes y criterios éticos y de profesionalidad mínimos,
que puedan ser entendidos por los ciudadanos. A ellos me remito para valorar el alcance de
la reflexión.
En otros ámbitos del trabajo de las ONG
como el social, se han acuñado términos y conceptos que no siempre son sinónimos como
Tercer Sector, sector no lucrativo, etc. que a veces no ayudan a comprender y clarificar
de qué estamos hablando, pero esa es otra historia.
De modo telegráfico algunas ideas fuerza
serían:
No todo lo que no es
gobierno es No gubernamental: Da casi vergüenza
repetirlo a estas alturas pero ha sido precisamente el "éxito" de las
siglas ONG la causa de la confusión. El mundo no se divide en gobierno y no gobierno. Las
cosas, me temo, son un pelín más complicadas.
La "gracia"
de las ONG su originalidad, su razón de ser es el surgir de la sociedad civil y ser
expresión del deseo de los ciudadanos, de grupos de
ciudadanos organizados, por hacerse oir y por trabajar en causas que les interesan o
consideran justas y por resolver problemas que les preocupan Y causas a las que apuntarse
y problemas que resolver, me sigo temiendo, hay un montón. En cualquier caso, surgen para
cambiar cosas.
Las ONG son , por
tanto, reflejo del compromiso de la sociedad civil con la resolución de esos problemas ya sea la erradicación de la pobreza, la igualdad entre los sexos,
la mejora del medioambiente o cualesquiera otro capaz de movilizar ideas y voluntades.
La legitimidad del
trabajo de las ONG vendría dada por varias cuestiones:
Pertenencia: Las ONG son, pertenecen,
a la sociedad civil y ello debe manifestarse en un cierto grado de presencia social, apoyo
de la sociedad, respaldo, arraigo, capacidad de movilizar recursos de todo tipo, etc.
Además, representan a sectores sociales diferenciados.
Rendición de cuentas: Lo que los
anglosajones llaman accountability y que no se refiere solo a los aspectos económicos,
que también, sino a la responsabilidad que las ONG contraen con los sectores a los que
dicen representar y a los que están obligadas a rendir cuentas de su acción. En esta
tarea son, además, transparentes.
Independencia: Por supuesto
institucionalmente, pero también en lo económico, en el análisis que hacen de los
problemas, en sus diagnósticos, en la elaboración de su misión, de sus prioridades, en
sus relaciones, las ONG son independientes y basadas en esta independencia son capaces de
trabajar en común con otras ONG y con los poderes públicos. Y no nos engañemos, la
autonomía económica sigue siendo un requisito básico para la independencia.
Valor añadido: No son meros
intermediarios entre el Norte y el Sur o entre los gobiernos y los sectores
desfavorecidos. Son capaces de aportar un valor añadido en términos de profesionalidad,
de saber hacer, de sumar más recursos de diversas procedencias, de cercanía y
comprensión de los beneficiarios de su acción, de participación del voluntariado, de
defensa de intereses, etc.
Las ONG no solo hacen
proyectos. Por supuesto que los hacen...pero hacen,
además más cosas: educan, sensibilizan a las opiniones públicas, hacen presión
política, critican, aportan puntos de vista incluso a veces aunque haya poco tiempo
reflexionan autocríticamente sobre su práctica. Me gustaría poder decir que la "proyectitis"
es la enfermedad infantil de las ONG, pero me temo que también tiene manifestaciones
seniles. En cualquier caso muchas ONG son capaces de hacer muy buenos proyectosy muchas
más cosas.
Las ONG trabajan con
profesionalidad. Dedico a este tema algunas líneas
más pues es objeto de confusión frecuente. Profesionalidad no es contradictorio con
voluntariado. Muchos voluntarios de las ONG aportan una profesionalidad indudable.
Voluntariado por tanto no es sinónimo de amateurismo. Ahora bien, hay que estar bien
organizados para que cada uno aporte lo que sabe y puede y sea útil al conjunto.
El enfoque profesional de las ONG no es
neutro; no vale cualquier enfoque y mucho menos, como algunos creen, enfoques puramente
tecnocráticos que sobrevaloran los aspectos formales y desprecian otros muchos aspectos,
culturales, afectivos, históricos, de participación...relevantes en el trabajo de
desarrollo o con sectores desfavorecidos. L as ONG necesitan profesionales competentes en
muchas materias, que sean capaces de aportar experiencias de otros sectores, pero que no
se empeñen en trasladar mecánicamente al ámbito ONG conocimientos o técnicas sin una
reflexión profunda sobre su aplicabilidad. La cacharrería de las ONG ha sufrido ya
bastantes elefantes.
Este fenómeno de una cierta, cuando no
abierta, crítica y desconfianza, en la profesionalidad de las ONG, medida ésta con
criterios externos a las mismas, y esta fe en que las soluciones importadas del mundo
empresarial e impuestas desde fuera son la panacea, está, lamentablemente bastante
generalizada.
La manía de muchas Administraciones por
pedir la "poliza redonda" en las convocatorias de subvención, creyendo
que una mayor exigencia de aspectos formales en la presentación de los documentos de
proyecto va a redundar necesariamente en mejores proyectos en el terreno, esa si que es
una enfermedad infantil bastante extendida.
Por otra parte, en ese proceso de mayor
exigencia formal a las ONG por parte de las
Administraciones, se toman muchas cuestiones, técnicas o procedimientos ya usados por las
ONG, se reprocesan y se devuelven descafeinadas y al gusto del paladar del donante. El
ejemplo del Enfoque del Marco Lógico (EML) como sistema standard de planificación de
proyectos de cooperación para el desarrollo es paradigmático. Un enfoque que surge
precisamente como crítica y alternativa tras el fracaso de los métodos tecnocráticos de
planificación de los años 60 y 70 y que está basado en el análisis de la
participación, y que además propone una estructura concatenada de elementos de un modo
lógico, se queda convertido en un puro requisito formal y en un formulario. Es decir del
EML se toman algunos aspectos y se prescinde de otros relevantes, por ejemplo del
análisis de la participación, con un criterio bastante discutible.
Un fenómeno parecido sucede con la evaluación de
proyectos, convertida en muchas ocasiones en mera auditoria contable. Importante, desde
luego, pero evaluar es otra cosa.
Mayores exigencias a las ONG cuando se trata de manejar
fondos públicos, sin lugar a dudas si. Y mayor transparencia y claridad en la relación
ONG - Administración, sin duda si. Pero exigencia basada no en aspectos formales y en la
desconfianza sino en el respeto de la independencia de cada cual, en la necesidad del
trabajo en común y en el enfoque de éste como un trabajo entre socios o "partenariado".
Y, por cierto, la profesionalidad de los técnicos de la
Administración que trabajan con las ONG, ¿quién la garantiza?. ¿Qué formación tiene
sobre ONG? ¿Quién vigila al vigilante?. En fin, que en la compleja relación de
Administraciones Públicas y ONG hay muchas variables a considerar y en ambos sentidos, si
de verdad creemos en el "partenariado" y en el papel de ambas en la
resolución de los problemas sociales.
A modo de epílogo.
Ensalzadas en ocasiones por su eficacia frente a la
acción gubernamental y su cercanía a los sectores vulnerables y criticadas otras por su
falta de preparación o por manejar abundantes fondos públicos, entre otras críticas,
las ONG se enfrentan en este fin de siglo a numerosos retos derivados de la nueva
distribución de papeles entre Estado y Mercado y a la necesidad de redefinir su función.
Sería interesante que pudieran hacerlo de modo autónomo y partiendo de su propia
reflexión y no mediatizadas por los otros dos sectores, sin duda mucho más poderosos. El
tiempo dirá si son o no capaces, pero si no mantienen su especificidad y los valores
propios y autonomía que les dieron origen ¿Cuál es la razón de su existencia?. Si
consiguen definir su espacio, mejorar sus métodos de funcionamiento y vincular a cada vez
más numerosos sectores sociales su existencia está garantizada. Y si no, habría que
inventarlas
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